Por Guillermo Martínez Urtarte
El pueblo Dominicano se apresta a celebrar la tradicional cena de noche buena, al igual que lo hacen todas las comunidades cristianas en el mundo de hoy que celebran la navidad.
En nuestro caso se puede apreciar la tristeza que embarga al pueblo dominicano en estas navidades, debido a las graves dificultades económicas que sufre nuestra nación, sumergida en un mar de miserias, delincuencia, falta de todos los servicios públicos, tráfico de drogas, asaltos, robos, asesinatos de mujeres, una odiosa y peligrosa invasión haitiana que presagia una conflagración en nuestro territorio, y amenaza nuestra soberanía, la corrupción y la impunidad más azqueante de toda nuestra historia que puede dar lugar a alguna forma de intervención de la comunidad internacional preocupada ante la desfachatez en el control de la justicia de este desgobierno.
Los indicadores e informes de los organismos financieros internacionales son muy preocupantes y nos muestran las terribles inequidades y desigualdades sociales por falta de una justa redistribución de las riquezas que el país produce.
Es Alarmante el desorden y la irresponsabilidad de este desgobierno en el manejo de las finanzas públicas y el gasto corriente presupuestario, lo cual nos ha llevado a un peligroso nivel de endeudamiento que proseguirá el año próximo y que compromete a las presentes y futuras generaciones y hasta nuestra independencia.
Ante esta terrible realidad que nos afecta los dominicanos estamos obligados a formar un proyecto político que dentro del marco democrático pueda llevar nuestra nación por el camino del desarrollo creando:
UNA PATRIA MÁS JUSTA PARA TODOS SIN INJUSTICIAS NI PRIVILEGIOS.
Es preciso para lograr eso, la escogencia de mujeres y hombres honestas (os) y capaces para que dirijan los destinos de nuestra nación, por eso las elecciones de año 2020 serán decisivas en el porvenir de nuestro país.
